La verdad es que comimos como cerditos, y después de protestar un poco, logré que se durmiera la siesta, y me acosté al lado de ella. Dormí una hora maravillosamente!! Aleluya!! Y ella siguió por otra horita más.
(en la foto se la ve con sus tres abuelos expectantes a ver qué carita ponía cuando veía los regalos).
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